sábado, 9 de julho de 2011

Como te iba diciendo

En la semana en que mi cuadrigesimo segundo aniversario se acerca a toda velocidad atropellando a su paso lo poco que queda de mi juventud dorada, de manera casi simultánea me reencuentro con Matt y me despido de Fran. El primero, a su vuelta de su accidentado e interminable viaje a España y el segundo de vuelta para Madrid tras su visita de dos semanas cuya segunda parte la paso conmigo y que podríamos titular algo así como La Semana de las Viejas Carrozas Decadentes protagonizada por él y por un servidor de ustedes. Semanita de frías veladas de invierno que hemos visto pasar desde la comodidad del sofá con mantita haciendo repaso a viejas glorias del celuloide. Y no, no estoy hablando de Cine de Barrio. La noche del viernes la dedicamos a ver Boys in The Band, precursora del llamado Queer Cinema, película de corte dramático rodada en una época en la que queer era aún un adjetivo ofensivo y no una razón de ser y protagonizada por un inolvidable Leonard Frey. Continuamos la velada con el clásico de Harvey Fierstein, Torch Song Trilogy (traducida al español, con la imaginación que nos tienen acostumbrados, como Trilogía de Nueva York) En él, podemos ver y admirar a un jovencísimo Matthew Broderick de quien durante muchos años estuve colgadísimo y que todavía hoy, al verlo en su esplendor, me provoca palpitaciones y perspiración incontrolada en las extremidades superiores.
A Matt, que me conoce muy bien, le cuesta mucho creerme cuando le cuento que, con la excepción de varias cenitas, ningún dia he salido de fiesta y que prácticamente todas las noches me las he pasado como un buen chico en casa y con la mantita, sin ni siquiera aventurarme a correr por el parque de Ibirapoera, como suelo hacer llueva, nieve, haga frío o calor.
Tras batir todos los récords habidos y por haber de temperaturas bajas en las últimas semanas, el sábado nos sorprende un sol casi privameral por lo que aprovechamos para alejarnos de las tentaciones del sofá y aventurarnos a salir de casa para ir a ver tocar a Julio un variado repertorio de Danzas Húngaras de Brahms durante su recital en el Centro Aichi de Cultura Japonesa. Con la excepción de su antigua profesora de piano, diminuta pero tiesa y espabilada a sus 92 años y los cuatro amigos que hemos acudido a la cita, la mayor parte del público está formada por japoneses y matrimonios viejitos que me recuerdan a supervivientes de Hiroshima y Nagasaki.
La mañana del domingo, la dedicamos, ociosos y sin nada mejor que hacer, a mi pasatiempo favorito, o sea, a analizar mi vida e intentar entender qué coño es lo que quiero hacer con ella. Y eso a pesar de que no creo en la psicoterapia tanto como en la farmacología. Lo cierto es que la proximidad de mi cumpleaños, a pesar de lo superbueno que estoy y lo que mucho que me gusto, me planta una vez más cara a cara ante mi miedo a envejecer y la desagradabe sensación de haber desaprovechado lo mucho que HaShem me ha dado mientras, indolente, me dejaba empujar por Cronos sin un rumbo determinado cuando lo que yo quería de verdad, mamá, era ser artista.
En un momento dado, mientras sorbía pausadamente su té con limón en la terraza en la que estamos sentados, Fran me suelta de sopetón: Pero dime, tu eres feliz?
-Haz el favor de no hacerme preguntas tendenciosas, le respondo, además, no entiendo qué significa esa pregunta.
-Que si soy feliz? Pero que quiere decir eso? A que llamas felicidad?
Porque para encontrar algo primero hay que saber que es lo que buscas. Antes de responder a tu pregunta tendremos que ponernos de acuerdo, le digo moviendo el dedo índice en plan repelente niño Vicente, en el significado de la palabra felicidad. Si te refieres a momentos puntuales, entendiendo la felicidad como un sentimiento, entonces sí, se podría decir que la suma total de los momentos de felicidad (o de tranquilidad, de paz, de contento, como quieras llamarlo) que he vivido, son mayores que los momentos de miedo o de angustia. Ahora, cari, si te estás refiriendo a felicidad como estado de plenitud, entonces me temo que la respuesta seria no.
-Que qué me falta? se atreve a preguntarme.
-Pues no sé, nada y mucho, le digo. Todo es relativo. Depende del momento en que me lo preguntes.
Por ejemplo, soy feliz cuando entro en un buen restaurante y me sirven comida bien preparada y regada con un vino tinto chileno, a ser posible, de uva carmenière, que además, puedo degustar en buena compañía. También lo soy siempre que voy al cine, sea sólo o acompañado y tomo posesión de mi butaca poco antes de apagarse la luz para dar paso a la publicidad que va a preceder a la película. Me siento feliz cuando salgo a pasear con mi VW escarabajo de 1964, (aquí lo llaman fusquinha) que a pesar de no estar completamente restaurado llama bastante la atención de taxistas y viandantes que se paran para preguntarme en los semáforos por el año de fabricación. Me siento exhultante cuando estamos abrazados en la cama haciendo lo que los ingleses llaman spooning y los brasileiros dicen fazer conxinha. También lo soy cuando estoy en casa leyendo tan tranquilo mientras tú ves videos de Youtube en tu portátil. Y cuando te miro y admiro tu cuerpo joven y esbelto, (flexible, como dije una vez, de bambú), que es mío y recorro con la punta de mi lengua tu piel lisa y morena hasta detenerme, más abajo, para admirar de cerca tus proporciones de ensueño (También lo soy cuando simplemente follamos). O las noches de días de semana en que me voy pronto a la cama y veo que aún tengo por lo menos una horita para leer cómodamente sin que por ello me vayan a faltar después horas de sueño. Soy feliz viendo fotos antiguas y cuando viajo por primera vez a ciudades por cuyas calles desconocidas me pierdo voluntariamente.
Algo similar siento los viernes al salir de la sinagoga ,ya comenzado el shabbat, en que me siento ligero y elevado, sensación parecida, digo yo, a eso que llaman plenitud pero sin llegar al obsceno goce de Santa Teresa.
El sentimiento que me invade cada seis meses, cuando voy descontando los días para volver a casa y pienso que voy a ver a mi familia también se puede llamar de felicidad. Es un sentimiento que se solapa con una sensación de anticipación que aumenta conforme se acerca la fecha del viaje y que, según qué momento, puede llegar a convertirse en ansiedad,esta vez, de la buena. Me siento felíz despertándome en mi cama individual en el mismo cuarto en el que crecí y que compartí durante los primeros años con mi hermano antes de apropiarme definitivamente de él. Feliz al dormirme y feliz al despertarme en la habitación conocida como si no hubieran pasado los años ni los kilómetros.





domingo, 3 de julho de 2011

La gracia y la decadencia

La vida es graciosa por excelencia. Y cuando digo graciosa no lo digo en el sentido isabelino sino en el sentido de curiosa, de divertida, de inesperada y de sorprendente. Ahí es nada.
Mientras Matt está aún viajando por España, terminando ese viaje que tan mal comenzó y que, faltando apenas unos días para terminar, no tiene visos de mejorar mucho (me refiero a la pérdida de la cartera nada más llegar a Barcelona, desencuentros y problemas con la amiga la que iba a visitar, transferencia de dinero que no llega, teléfono que deja de funcionar dejándole incomunicado y un largo rosario de penalidades apenas aliviadas por su breve estancia en Valencia mimado por mi hermana y por Quique) yo estoy en el sofá de casa tapado con la mantita y en compañía de Fran en esta noche de lunes inusualmente fría para el invierno brasileño (las temperaturas bajaron hasta los 2.5 C, lectura inaudita, según los noticieros, desde el 2003). Estamos viendo una película antígua convertida en clásico cult -especialmente entre decadentes carrozas gays- desde su mismo estreno en 1962. La película en cuestión es Qué Fué de Baby Jane?, el terrorífico mano a mano de Bette Davies y Joan Crawford que forma parte de mi colección particular de películas antiguas, (colección pequeña, heterogénea y definitivamente mitómana sin llegar a los niveles del cinéfilo de Terenci)
Fran, que me lleva tan solo 5 meses, es director ejecutivo de la filial española de una multinacional farmacéutica en Madrid. Llegó a São Paulo la semana pasada para quedarse unos días y estudiar la propuesta que le han hecho de quedarse 6 meses y poner orden en la casa.
A Fran lo conocí al poco de volver de Alemania en un lejanísimo verano de mi juventud hace unos 16 años y como no podía ser de otro modo, retomamos el contacto hace sólo un par de años por la gracia divina del Facebook.
Y como la vida es así de curiosa y de simpática - fíjate tu que gracia- pues aquí estamos, a años-luz tanto en tiempo como en kilómetros, en el sofá de mi casa viendo la misma película clásica que no había vuelto a ver desde hacía años, probablemente desde que vivía en Londres. La película no ha cambiado, sigue siendo la misma, sin embargo nosotros si que hemos cambiado en ese tiempo. Hay matices y lecturas que me parece que son nuevas y que no estaban antes. No cabe la menor duda de que si alguien ha cambiado, ese soy yo.
La relación enfermiza de las dos viejas glorias de Hollywood que viven prácticamente aisladas del mundo en una mansión tan solo visitada por la empleada negra y que es el único legado de su pasado glorioso me trae a la mente otra decadencia, esta vez real. La de Edith Beale Bouvier y su hija del mismo nombre (conocidas artísticamente como Big Edie y Littel Edie) de la que somos testigo gracias al magnífico documental Grey Gardens.
Aclamado por la critica y convertido en filme cult desde su estreno en 1975, el documental y el peculiar estilo de sus protagonistas inspiro a modistos, un musical de Broadway e incluso un remake interpretado por Drew Barrymore. En el vemos snapshots del día a día de madre e hija (tía y sobrinas de nada menos que Jackie Bouvier Kennedy) en su mansión de East Hampton rodeadas de sus 80 gatos y montañas de desperdicios, viviendo de un pasado glorioso en la farándula que de alguna manera, continua vivo en la cabeza trastornada de las protagonistas. Littel Edie, al igual que Baby Jane, aun suena con una vuelta a los escenarios en busca de su oportunidad perdida al tiempo que hace exhibición de sus habilidades para el canto y el baile frente a una cámara incrédula ante la ceguera de ambas a las condiciones insalubres en que viven y que testimonian su decadencia mas absoluta.
Nuestro equivalente nacional, salvando las distancias, seria la vida de la viuda y los tres hijos de Leopoldo Panero en su casa senorial en Astorga cayendose a pedazos -metafora viva del Franquismo (movimiento cuya grandeza ensalzara el padre ausente) como nos la mostraba primero Jaime Chávarri en El Desencanto y dos décadas mas tarde, tras la muerte de la madre, Felicidad Blanch, en la secuela de Ricardo Franco, Después de tantos años.

Los que me lean, por muy poco mitómanos que sean, entenderán perfectamente la fascinación que la vida de esos personajes provoca, especialmente la de Leopoldo Maria, el poeta esquizofrénico que nos escupe sus poemas salpicados de excrementos y bilis desde el otro lado del muro del manicomio de Mondragon.

Quien tenga curiosidad por saber más (aviso, sólo para fans impenitentes) puede leer Después de tantos Desencantos, de Federico Utrera y El Contorno del Abismo de J. Benito Fernandez.

segunda-feira, 27 de junho de 2011

Soñé que..(II)

Alguna vez te ha pasado que soñabas que te despertabas de un sueño, solo para seguir soñando, esta vez en otra realidad? Pues algo así es lo que me ocurrió en aquella ocasión. El cric-cric de la mecedora traspasó mi sueño y seguía oyéndolo en mi cabeza incluso después de haberme despertado en aquella otra realidad. Me incorporé de la cama en me encontraba, miré a mi alrededor, estaba en un cuarto que no era el mío, y mi primera reacción fué la de salir de aquel lugar. Esperaba verme de nuevo en la escena del cuadro de Magritte, andando por la misma calle de ciudad del norte de Europa por la que había deambulado momentos antes, ciudad que por algún motivo, ahora ya se me antojaba familiar e incluso entrañable. Sin embargo, al salir de aquel cuarto, que no podría describir pues no recuerdo ninguna imagen de su interior - tan solo recuerdo despertarme en una cama y nada más- me dispuse a salir por una puerta, y una vez fuera, no había mas calle ni tampoco hombres flotando. Por no haber, no había nada.
Ante mis ojos seguía teniendo aquella imagen con la que me había encarado al oír por la primera vez el ruidito de la mecedora al balancearse. La primera vez que me había girado hacia la mecedora me había parecido que no había nadie, que estaba moviéndose sola. No fue hasta pasados unos segundos que me di cuenta de la figura que muy lentamente se estaba incorporando por detrás de ella y cuya cabeza comenzaba a asomar por encima del respaldo. Se trataba de una imagen que aún me aterraba incluso a pesar de haber despertado de ese sueño. Y es que, estuviera donde estuviera, ante mí seguía viendo, como si aún me encontrara en aquel comedor atiborrado de muebles viejos, aquella extraña figura que parecía mirarme fijamente. Se trataba de una adolescente de una palidez casi traslúcida y pelo negro y corto a lo garçon pero cuyo flequillo se veía como húmedo y apelmazado por el sudor. Vestía unas ropas blanca, una especie de suéter de cuello alto y ceñido que le otorgaba cierta rigidez a la cabeza, como si el apretado cuello le impidiera moverse con libertad. Recuerdo haber pensado en un primer momento que me recordaba a una jovencísima Winona Ryder en su papel de interna perturbada, para a continuación pensar que más bien se parecía a Helena Bonham-Carter en su papel de novia cadáver en la película The Bride Corpse de Tim Burton. Es curioso como aún en sueños conseguimos relacionar eventos y escenas con nuestra biblioteca o videoteca personal.
La extraña y fantasmagórica figura me miraba con los ojos muy abiertos y me señalaba con la mano derecha. No parecía querer asustarme ni se mostraba, a pesar de lo grotesco de su imagen, amenazante. Mas bien parecía querer decirme algo con su mirada. Yo no sabía si era a mí que estaba señalando o a alguna otra cosa a mis espaldas. Tampoco lo iba a saber pues fué en ese momento en que por suerte me desperté (o mejor dicho, en que soñé que me despertaba) para encontrarme de repente en aquella cama desconocida sintiendo aún el miedo que la mirada de la niña me causaba.
Con esa visión tan real aun en mi cabeza recuerdo haber despertado poco después, esta vez ya en mi cama verdadera, aquí, en mi cuarto, en el mismo apartamento desde donde escribo estas líneas. El recuerdo tan vivo de esas imágenes, tanto las del sueño dentro del sueño como las que seguían en mi cabeza al despertarme del primero, me hace dudar de si realmente ahora estoy despierto en estos momentos en que escribo este blog. Será que esta realidad forma a su vez parte de otro sueño? Las coordenadas de espacio y tiempo en los sueños son tan engañosas que bien podría ser que la realidad de la que soy consciente ahora no sea mas que producto de mi imaginación (o la de otra persona). Una realidad soñada por el cerebro de alguien y que no para de funcionar mientras su cuerpo descansa y crea las imágenes y sensaciones que considero mi vida.

sexta-feira, 24 de junho de 2011

Soñé que...

...caminaba por la calle y que había hombres flotando por toda la ciudad. Algunos lo hacían a escasos metros del suelo, otros se encontraban a gran altura, como los gentlemen pintados en el cuadro de Magritte. Todos llevaban bombín y vestían el traje listado típico de la City londinense, y en la mano llevaban su maletín de cuero negro. Como en el famoso cuadro, había decenas de ellos, todos misteriosamente suspendidos a diferentes alturas e inmóviles, ajenos aparentemente al hecho de estar separados del suelo por bastantes metros. A pesar de mis esfuerzos, no conseguía verles las caras, podría ser que tuvieran el rostro borrado o también podría ser que fuera la distancia lo me impedía verlo con claridad. La sospecha de que efectivamente, esos misteriosos hombres flotantes no tuvieran rostro me creaba una gran desazón por lo que no dudaba en descartarla rápidamente echándole la culpa a la distancia. Yo quería poder ver sus rostros para saber si en sus ojos había alguna expresión que pudiera interpretarse como de miedo o de inseguridad. Verles la cara, o mejor dicho, la expresión de la cara, habría otorgado un realismo ciertamente tranquilizador a una escena tan surrealista.

A juzgar por el tipo de casas y sus calles vacías se diría que me encontraba en una ciudad típica del norte de Europa. Un extraño silencio, que resultaba al mismo tiempo inquietante e hipnotizante, me hacía pensar en una combinación de naturaleza muerta y post-cataclísmo nuclear o biológico, de esos que supuestamente atacan a las personas y a los animales pero que respeta las construcciones e infraestructuras.

Pero qué es lo que estoy haciendo aqui? me preguntaba mientras caminaba por las calles vacías con la mirada fija en los hombres flotantes. Qué me ha traido hasta aquí y cómo he llegado hasta este lugar tan extraño, que no me puedo acordar?

Curiosamente, el cielo azul y despejado, apenas manchado por pequeñas nubes blancas -lejanas e inofensivas- contribuía a que se respirase una cierto clima de paz y tranquilidad, incluso a pesar de la sensación como de expectativa que sentía aumentar por momentos, como si en cualquier momento la magia que los mantenía suspendidos en el aire pudiese desvanecerse y dejarlos caer a todos de manera trágica y, probablemente, letal.

De repente, con el rabillo del ojo, me pareció ver una sombra que se movía furtivamente. Giré la cabeza hacia donde me parecía haber visto esa sombra (quizás fuera una persona, no podría decirlo con seguridad) entrar por la puerta principal de una de las casas que quedaban a mi derecha y que acababa de pasar a escasa distancia. Al cercionarme de que, efectivamente, la puerta de la casa parecía abierta, estaba apenas entornada, me aproximé con decisión. A pesar de la aprensión que sentía por no saber quién sería que había entrado en la casa ni cuál seria el motivo por el que se había escondido de mí, eran demasiadas las preguntas que se amontonaban en mi cabeza y que reclamaban urgentemente una respuesta como para seguir mi camino (ademas, a donde era que estaba yendo?).

Al aproximarme a la puerta principal, empujé el pomo con una mano mientras me llevaba, instintivamente, la otra a la cabeza como para descubrirme el sombrero que por un momento me pareció que llevaba puesto. Demasiados hombres voladores con bombín en un día, pensé al darme cuenta de lo innecesario de mi acción.

El interior de la casa era sospechosamente similar a la que tenía mi tía en Valdeganga, un pequeño pueblo situado en las llamadas Hoces del Jucar a 20 kms de Albacete donde solía pasar los veranos de mi infancia y adolescencia. No cabe duda, pensé ligeramente sorprendido (pero no lo sorprendido que, dadas las circunstancias, debería de estar) se trata de la misma casa. Una pequeña habitación hacía las veces de recibidor en la que se encontraba un sofá tipo Chester flanqueado por dos sofás menores con una mesita en el medio cubierta por un mantel estrecho hecho de puntilla en cuyo centro había un pesado cenicero de vidrio de diferentes colores. Frente a ellos, un viejo televisor cubierto por una funda de tela donde estaba escrito Telefunken descansaba encima de un aparador de los que hacen la función de mueble-bar. En las paredes colgaba un viejo calendario (cuyo año no llegué a distinguir) y varias reproducciones facsímiles de pinturas enmarcadas que representaban escenas de Montmartre y Sacré Coeur adquiridas en un pasado remoto durante algún viaje a París.

Por la puerta de doble hoja a mi derecha se accedía a un pequeño comedor atiborrado de muebles y estanterías de libros. Pero como es posible, pensé al acercarme a ellas y encontrarme con la misma colección completa de Agata Christi junto a novelas de José Luis Martin-Vigil o Vizcaino Casas, las mismas que, a falta de otra cosa, me leía durante las interminables siestas de aquellos lejanos y tórridos veranos.

La mecedora vacía, colocada junto a la mesita redonda del brasero al lado de la ventana y desde cuya estratégica posición se podía ver la calle (no la de la ciudad por la que había estado caminando unos segundos antes, sino otra diferente, la del pueblo manchego) parecía haber estado ocupada por alguien momentos antes de mi llegada. Su balanceo, apenas perceptible, fue suficiente como para entender que no estaba solo en aquella casa. Cric-cric, cric-cric, el mismo sonido de madera vieja que se queja y que tantas veces había oído durante las horas pasadas en aquella misma habitación.


terça-feira, 21 de junho de 2011

Barcelona només es bona, si la borsa sona

No se puede decir que el tan esperado viaje de Matt a Barcelona haya comenzado con muy buen pie que digamos. Para empezar, su amiga Marina no podia ir a recogerle al aeropuerto porque ese mismo día llegaba de Marruecos, así que, como el aterrizaje estaba previsto para las 5 pm, no se les ocurre nada mejor que quedar en encontrarse a las 6 de la tarde en la Placa de Catalunya, donde el autobús de El Prat tiene la parada programada. Sí, estamos hablando del domingo pasado, el mismo en que se habían citado en el mismo lugar, según diversas fuentes de toda solvencia, más de 90.000 indignados. Cuando por la mañana hago mi repaso habitual a los diarios españoles digitales y me doy cuenta de la situación casi me da un patatús. Las probabilidades de encontrarse eran las mismas que si hubieran quedado enfrente del McDonalds de la avenida Paulista el Dia del Orgullo Gay, o sea, nulas.
Matt no habla ni jota de castellano, y mucho menos catalán, por eso le había pedido que se llevara anotado el teléfono de mi amiga Esther para quedar a tomar algo con ella un día o para llamarla en caso de emergencia. De repente me llega un email de Matt desesperado pidiéndome que me ponga en contacto con Marina, que no han podido encontrarse porque la parada había sido cambiada por motivo de la manifestación. Para más inri, al bajar del autobús se había dado cuenta de que había perdido la cartera donde tenía las tarjetas de crédito y los pocos euros que había cambiado.

Por fortuna, un alma caritativa encarnada en la persona de un catalán domiciliado en São Paulo y con el que había entablado conversación durante el trayecto se había ofrecido, de manera totalmente filantrópica, a pagarle un taxi hasta el carrer Muntaner donde esperaba encontrar a su amiga, ajeno al hecho de que en ese momento ella estaba esperándole en la parada del bus.

Como las desgracias nunca vienen solas, decide intentar llamar primero al móvil de Marina y después, a Esther, con el 1 euro y 50 céntimos que tenía en monedas, que era todo a lo que se reducía su dinero. En ambos intentos la llamada cae y la cabina se traga las monedas. Viéndose solo y sin dinero, en una ciudad desconocida y especialmente agitada, le queda como último recurso meterse en un hotel para pedir ayuda donde, tras explicar la penosa situación en la que se encuentra, le permiten usar Internet gratis y enviar los emais de emergencia, uno a mí y otro a su amiga.

El happy ending llega cuando Marina, que recibe emails en su Blackberry, le responde a los pocos segundos y acude rápidamente a su encuentro. Conociendo como conozco a los dos, me imagino que la escena del reencuentro 10 minutos despues no debe haber envidiado nada a las grandes escenas de reencuentros de la Historia, incluyendo el mi hermana Auro y mi madre en la entrada del British Museum, "Madre! Hija!!"segun relatado por Susana, testigo presencial de la emotiva escena hace algunos años, o el de Marco con su madre en Tucumán tras las múltiples penurias por las que tuvo que pasar en su periplo desde los Apeninos hasta los Andes y que, todo sea dicho, tanto sufrimiento innecesario nos causaron a toda una generación.

Después de ir a correr por el parque de Ibirapoera como suelo hacer muchas noches -por aquello de no hacer barriga, ya sabes- me pongo como musica de fondo, mientras me ducho, Catalunya Radio. Me estaba secando cuando me parece oírles hablar en castellano. Ya estaba pensando, joder, si fuese Radio Nou aún, pero aqui? Hasta ese punto hemos llegado! cuando me doy cuenta de que se trata del programa El Visitant y están haciendo llamadas telefónicas de cachondeo (lo que aquí se conoce como pasar un trote y en UK to make a hoax call). El simpático locutor esta llamando a Radio Nacional de España primero y al Ministerio del Interior después, haciéndose pasar por un empresario que, al oir hablar de la discusión a cerca de buscarle una nueva utilidad al Valle De Los Caídos -lugar fascinante donde los haya- está interesado en montar una pista de patinaje en la esplanada. La pista, explica, se llamaría El Valle de Las Caídas, y a continuación le pregunta al estupefacto interlocutor que que le parece la idea.

En ambas ocasiones le cuelgan sin mas ceremonias el teléfono confirmando el escaso sentido del humor de los españoles y que el horno no esta para bollos.

segunda-feira, 20 de junho de 2011

Comentarios

Y aqui van los comentarios de mi hermano Joan a mi post anterior que al tratarse de una respuesta tan extensa, nada menos que 3 paginas, no cabian como comentario. Aprovecho para colocar mi replica a algunas de mis opiniones que, humildemente, aún considero defendibles, (lo que, ante la contundencia de las respuestas, reconozco que no resulta nada fácil).


...triste espectaculo de inestabilidad social a la griega... afortunadament la situació és de lluny molt millor que en Grècia, Portugal i Irlanda. I perquè no compares els indignats amb el que està passant a Islàndia (ah, clar és que ells no són morenets).


Si, es verdad que la situacion es, por lo menos de momento, aun mejor que Grecia, sin embargo yo hablo de la imagen que como pais estamos dando ante cualquier observador o visitante extranjero que se deje caer por cualquiera de las plazas convertidas en campings con la ropa tendida entre las farolas y las jardineras reconvertidas en meaderos publicos. Sinceramente, de Islandia no he visto hasta ahora ninguna escena semejante.


... comenzo un buen 15-M como un movimiento espontaneo de ciudadanos unidos por su hartazgo con la clase politica... no només contra la classe política, també contra els que han deixat que s'enriquisquen els sectors especulatius -no productius- i quan la bombolla ha estallat estan conseguint que la factura es pague a base de retallar sous i serveis públics.


Vale, pero a final de cuentas, el cofre es solo uno, si se decide ayudar a las instituciones financieras, el dinero solo podra salir de un sitio, las arcas publicas.


...y que en pocas semanas ha degenerado hasta convertirse en, segun que momento, una turba marginal y antisistema... t'equivoques, no ha degenerat, molesta't en mirar de prop la gent que apareix a les manifestacions: ni marginals, ni antisistema. Potser et refereixes als disturbis en Barcelona on sí que és cert que hagué violència per part d'antisistema, però fins i tot ahí eren un grupúscul i cal recordar que els ànims estaven ja calents després de ser apallissats sense pietat la gent corrent en plaça Catalunya uns dies abans. ... turba marginal... confondre “molta gent” amb “turba” em sembla no només injust sino insultant.


De acuerdo que la mayoria de los participantes son gente normal, pero como era de esperar, una ocupacion de las plazas publicas a ese nivel solo podia degenerar con el paso del tiempo y servir para animar a montarla a marginales antisistema etc. Las imagenes que vi tanto en television como en la prensa digital eran de violencia pura y dura, y no solo en Barcelona sino tambien en Madrid y Valencia. Y conste que no las estaba viendo en Telemadrid ni las banderas eran griegas...Por otro lado, reconozco que las manifestaciones de este fin de semana fueron tranquilas y con ambiente festivo, hasta me parecio que habia vuelto a como era en sus inicios.


...sus propuestas y llamamientos me parecen casi tan ingenuos e irrealizables... segur que els has llegit bé? Les pots trobar en molts llocs (per exemple google: las propuestas de los indignados) No vaig a comentar-les una per una però et faig cinc cèntims:


- “Que se permita la dación en pago de las viviendas para cancelar las hipotecas”.que perdre la vivenda per no poder pagar la hipoteca cancel.le el deute amb el banc (no sé en Brasil, però així és com es fa en països com USA)


- “Supresión de los privilegios en el pago de impuestos, los años de cotización y el monto de las pensiones. Equiparación del salario de los representantes electos al salario medio español más las dietas necesarias indispensables para el ejercicio de sus funciones.” irrealitzable?


- “Expropiación por el Estado de las viviendas construidas en stock que no se han vendido para colocarlas en el mercado en régimen de alquiler protegido.” Irrealitzable?


- “Prohibición de cualquier tipo de rescate o inyección de capital a entidades bancarias: aquellas entidades en dificultades deben quebrar o ser nacionalizadas para constituir una banca pública bajo control social.” Uuy, just el que han fet en Islàndia!


- “Referéndums obligatorios y vinculantes para las cuestiones de gran calado que modifican las condiciones de vida de los ciudadanos.” “Referéndums obligatorios para toda introducción de medidas dictadas desde la Unión Europea.” No és això el que fa, per exemple, Dinamarca?



- “Aumento del tipo impositivo a las grandes fortunas y entidades bancarias.”

“Recuperación del Impuesto sobre el Patrimonio.” Tan utòpic és que els que més tenen col.laboren en cobrir el dèficit? Per qué ha de ser només retallant salaris i prestacions?. Etc, etc, etc... no vull avorrir.


En mi opinion de lego, la mayor parte de las propuestas (no todas, pero la mayoria) las veo irrealizables, si. Por lo menos en Espana, especialmente despues de las elecciones donde al final han votado en masa al PP. En que estaban pensando? En castigar al PSOE o en castigarnos a todos bajo el lema, de perdidos, al rio? Ahora menos que nunca vamos a tener un gobierno con ese tipo de consideraciones sociales. Mucho mas facil de ocurrir en paises como Islandia y Dinamarca que en el nuestro. Y ojala que este equivocado!


...cada uno es en gran parte, responsable de su propia suerte y, por ende, de su destino... jo també ho crec, però en el cas concret d'aquesta crisi, els culpables són els polítics que ho han permés (i veien cap a on anaven), els bancs i fons d'inversió que sabien que quan esclatara ja vindria papà estat a pagar amb els diners de tots, les agències de qualificació de riscos (Standard & Poor's etc) que mentien donant bones notes de solvència a entitats, bancs i fons d'inversió piramidals a punt d'esclatar o roïnes quan el negoci estava en aconseguir altes primes de risc a deutes soberans de països com Espanya.


Bueno, es que lo de las agencias de calificacion, (como el escandalo de los informes de expertos que resultan estar a sueldo en funcion de "consultores") no tiene idem. Y por cierto, que me parece muy bien que en EEUU esten pensando en procesarles por estafa. The Inside Job pone en evidencia hasta que punto son responsables. Una cosa esta clara, que ese problema es congenito al mundo capitalista, que al final es el modelo que se ha impuesto, lo llamen como lo llamen e independientemente de las siglas del gobierno de turno. Pero eso no es lo que estamos discutiendo..


... los mismos que hace unos anos aceptaban sin rechistar las reglas del juego firmando alegremente hipotecas y asumiendo deudas para permirse lujos... el que s'ha enriquit especulant no crec que ara patisca massa, els que estan pagant el “pato” són la gent que com jo hem comprat un pis VPO, vivim del nostre sou quasi congelat durant els anys de bonanza especulativa i que ara hem de “pagar el pato” jubilant-nos als 67 anys, baixant-nos el sou un 7% l'any passat i ja vorem el que ve, privatitzant medicina i educació etc... . I sí, que te lleven el pis i això no baste per cancel.lar la hipoteca ÉS abusiú.


Me parece un comentario muy valido. Sin embargo hay demasiada gente que se subio al carro del credito facil sin medir las consecuencias y que ahora ponen el grito en el cielo. Para esos siento cero simpatia. Ademas, muchos de los mileuristas tiene la posibilidad de salir de su zona de conforto y moverse por otros paises de Europa para mejorar sus condiciones pero no lo hacen, prefieren quedarse. Yo lo hice, y te aseguro que dejar tu pais atras es pagar un precio alto.


Els països europeus als que envegem – al menys jo- quasi es poden comptar amb els dits d'una mà (i fora d’Europa no ens agraden ni els USA). Tinc com a model els països on l'esglesia no controla la meitat del sistema educatiu i encara volen més, on s'avergonyisen d'un passat feixista i no tenen al dictador en un mausoleo (Cruz de los Caidos) o ataquen a un jutge (Garzón) que vol donar curs a les peticions del fills i nets de desapareguts que volen saber en quina fossa anònima està el seu pare o avi. Sí, tinc com a model Finlàndia i altres països escandinaus on tenen clar que la Res Pública no es toca i la cohesió social és un tret distinctiu. Envege als islandesos que s’han plantat davant dels causants de la crisi i no només han aconseguit que no se’ls rescate amb diners públics sino que estan a punt de dur a la pressó als responsables. Però d'acomplexat res, molt orgullòs d'un país que està entre els pioners del matrimoni gay, del seu poder creatiu, i efectivament amb una renda per càpita superior a Itàlia (sí, es donà el Sorpasso) concretament en 2006. Aquesta tabla l’ha he tret de les estadístiques de l’OCDE que tenen informació fins al 2008.





























GDP per capita


2003


2004


2005


2006


2007


2008


Italy


27134


27411


28144


29517


30990


31253


Spain


24745


25953


27377


29638


31469


31455



...i també als 2009 i 2010 segons l’FMI i World Bank (google: wikipedia list of countries by gdp per capita) a que no ho has comprovat abans de fer eixos comentaris tan ofensius?.


Si, claro que habia visto esos numeros, pero me parece ridiculo hablar de sorpasso solamente por el GDP, hay otros indices macroeconomicos a considerar. Y de lo de pretender superar a Francia..mejor no hablar.


...un pais perennemente en estado de quiebra... perennement? No t'enganyes ara ha estallat la bombolla immobiliaria, però en el passat recent ens ha anat prou bé i tornarem a funcionar, espere que esta volta aprenent dels abusos del passat.


Me gustaria ser tan optimista como tu. A mi me parece que es mas bien, al reves, que nos ha ido bien solamente durante el tiempo del boom economico baseado en el ladrillo y la especulacion, lo que creo muchos puestos de trabajo, facilito la emigracion y el superavit de la SS hasta que estallo la burbuja.


I sí, sóm un país del primer món, no per la renda per càpita, que també, sino sobre tot perquè no sóm un país amb èlits riquíssimes i majories paupèrrimes, perquè a pesar de tot els serveis públics funcionen, abasten a tots i amb qualitat. I què et puc dir del Financial Times i The Economist, jo també els llig – sobre tot l’últim – i flipe amb les editorials manipuladores que es desqualifiquen elles mateixes quan busques les dades fins i tot en les seues pròpies estadístiques (has provat a fer-ho?). En fi, et veig molt acomplexat, crec que has d'investigar més i no deixar-te portar per elucubracions i tòpics. M’agradaria que ho feres perquè el teu blog continue valent tant la pena com fins ara.


Es verdad que estoy acomplejado. Porque he vivido la mayor parte de mi vida adulta en paises como Alemania e Inglaterra, y pese a sus defectos (y conste que no los cambiaria nunca por Espana) en muchas cosas, especialmente en lo que se refiere a instituciones, seriedad y civismo, aun estan a anos-luz de nosostros.


En quant als prejudicis i menyspreus (PIIGS, eixes referències als nazis...) que et vaig a dir, descalifiquen als que els fan servir, no a nosaltres. Vivint com vius en Brasil ja coneixes els menyspreus i prejudicis injustos que molta gent de l’hemisferi nord té cap als sudamericans.


I que conste que hi ha moltes coses dels Indignados que no m'agraden, com quan diuen que votar PP i PSOE és el mateix i a l'endemà de guanyar les eleccions autonòmiques comprovem com Cotino planta la creu cristiana a la presidència del Parlament, anuncien els seus plans per desmontar les coses que millor funcionen als Instituts i Col.legis públics, etc...


Gracies germa, ara si que la polemica esta servida!

sábado, 18 de junho de 2011

Donde nunca se ponía el sol

Ayer viernes por la noche, tras celebrar la llegada del shabbat en la CIP, la sinagoga a la que pertenezco practicamente desde mi llegada a Brasil, quedé con Matt para ir a ver Midnight in Paris, la última película de Woody Allen que tanto me habían recomendado y cuyo estreno llevaba meses esperando.

Habíamos decidido verla juntos antes de su viaje a Europa y justamente la han ido a estrenar el dia antes de su partida. Hoy por la noche, en la madrugada de sábado para domingo, saldrá para Barcelona en vuelo directo de Singapore Airlines. Como aún no ha decidido que ciudades europeas va a visitar junto a Marina, la amiga con la que se va a quedar y que está terminando su intercambio universitario de un año en la ciudad condal, salió del cine con la idea en la cabeza de viajar a Paris y disfrutar de sus barrios bohemios y de sus cafes. Por mucho que le insistiera en que desgraciadamente el París de Woody Allen, como el mostrado en muchos otros casos por el celuloide (por ejemplo, en Amelie) hace tiempo que dejó de existir, su idea de verse paseando por sus callejuelas o fumando en la terraza del cafe Flora no le desanimó lo más mínimo. Hay películas que te dejan con unas ganas tremendas de visitar el lugar donde ocurre la historia y hay otras, en cambio que te dejan una impresión tan pésima que las quieres borrar mentalmente del itinerario de tu próximo viaje. Por ejemplo, un insensato que este planeando visitar Barcelona por primera vez y que cometa el error de meterese en un cine justo antes de viajar para ver la pelicula Biutiful (sic), la del Bardem, se encontrará con un panorama tan deprimente, oscuro y subdesarrollado que mas parecería que la historia se desarrolla en la violenta Ciudad Juárez que en la coqueta y justamente engreida ciudad catalana. No me cabe la menor duda de que cualquiera que haya visto tal film (dejando sus méritos artísticos aparte, que eso no lo voy a discutir) antes de un primer viaje a Europa con sus escalas de rigor por las principales capitales del viejo continente, querrá alterar en el último minuto su itinerario sustituyendo Madrid o Barcelona por Milan y Viena, opciones ambas mas seguras por tratarse de capitales de países fuera de toda sospecha.

Por su parte, Matt, inmune al desánimo y faltando unas pocas horas para embarcar, está, como buen futuro arquitecto que es, entusiasmado ante la perspectiva de visitar lugares tan emblemáticos como la Sagrada Família o La Pedrera en su primer viaje a Europa. Marina vive justamente en el Eixample, a pocas manzanas de la Plaça de Catalunya por lo que no tengo duda de que va a poder experimentar de primera mano la triste y desmitificadora realidad que se está viviendo estos días tanto allí como en el resto de las principales ciudades españolas. Mis denodados esfuerzos como embajador honorario (que no remunerado) por representar lo mejor posible a la Madre Patria allende los mares, e intentar vender una imagen de un país moderno y avanzado, do primeiro mundo, como suelen decir por aquí, se convertirán rápidamente a los ojos de Matt y de cualquier otro visitante primerizo, en aguas de borrajas ante el triste espectaculo de inestabilidad social a la griega que inevitablemente les espera. Un espectáculo mas trágico que cómico que comenzó un buen 15-M como un movimiento espontáneo de ciudadanos unidos por su hartazgo con la clase politica y que en pocas semanas ha degenerado hasta convertirse en, según que momento, una turba marginal y antisistema.

Tengo que reconocer que, a diferencia de amigos librepensadores como yo, ni siquiera en sus comienzos conseguí sentir demasiada simpatia por esa iniciativa ciudadana. Digamos que las manifestaciones histriónicas, por muy justificadas que sean, nunca han sido de mi devoción. Conste que admiro a quien tiene esa presencia de ánimo y entusiasmo por abrazar sus ideas y salir a la calle a reclamar mejoras sociales. El problema es que tras leer sus manifiestos resultantes de sus asambleas participativas al aire libre -ejemplo de democracia real- que fueron distribuidos de manera viral por las principales redes sociales, sus propuestas y llamamientos me parecen casi tan ingénuos e irrealizables como los deseos banales de una Miss Mundo venezolana. Grosso modo, que tengamos unos politicos honrados y unos banqueros compasivos, en fin, que reine la paz en el mundo y la justicia social. Al final, los responsables de todos nuestros problemas son, como siempre, el Gobierno y la clase política en general. Personalmente, yo creo que cada uno es en gran parte, responsable de su propia suerte y, por ende, de su destino. La clase política es un mal necesario como son los médicos y tambien los sepultureros.

No deja de sorprenderme la mala memoria de los mismos que hace unos años aceptaban sin rechistar las reglas del juego firmando alegremente hipotecas y asumiendo deudas para permirse lujos que quedaban muy por encima de sus posibilidades (todos queremos un adosado, un SUV 4X4 y pasar las vacaciones en Cancún) y que ahora pretenden romper la baraja y protestar, indignadísimos, ante lo que consideran condiciones abusivas de la banca.

Puede que sea hora de enfrentar la realidad. Puede que la realidad sea que pertenecemos a un país de tercera categoría, un país acomplejado y obstinado en no reconocer, por miedo a su desaparición definitiva, la riqueza y diversidad de sus diferentes pueblos, un país que esta a años luz de sus vecinos europeos, a los que envidia y le gustaria parecerse y de los que consigue imitar únicamente sus defectos y ninguna o pocas de sus virtudes. Un país perennemente en estado de quiebra cuya ruinosa fachada de cartón piedra se resquebraja al paso del automovil de Mr. Marshall quien, haciendo oídos sordos a nuestros fastos de bienvenida, ha decidido pasar de largo. Los indignados echan la culpa a la clase política quienes echan la culpa a los buitres y a los mercados financieros internacionales. Todo no pasa de ser una falacia, una conveniente mentira con apariencia de verdad que nos permite continuar con nuestra actitud de avestruz negandonos a enfrentar de cara el verdadero origen del problema, o sea nosotros mismos.

Ayer, viendo la pelicula de Woody Allen, desee que la Guerra de la Independencia no hubiera terminado con la derrota de las tropas napoleónicas y que los franceses se hubieran quedado, junto con sus instituciones, en nuestro país. Quizás así no nos encontraríamos hoy una sociedad embrutecida, acostumbrada al pelotazo y al choriceo oportunista (un intratable pueblo de cabreros, decía Miguel Hernandez y repetía Jaime) donde la victoria de un equipo de fútbol o las declaraciones en TV de una ex folklórica envuelta en turbios negocios inmobiliarios y su hijo imbécil tienen mas repercusión y genera más interés que los verdaderos problemas de nuestra sociedad. Hace tan solo 3 ó 4 años, en plena bonanza economica, los mas osados se atrevían a hablar de un supuesto surpasso con el que la economía española habría conseguido superar a la de nuestros primos italianos baseados en alguna peculiar interpretacin del crecimiento del PIB. Los mas estúpidos, cegados por la euforia, ya anunciaban que el próximo objetivo era superar a Francia. Y entre pelotazo y pelotazo, todo era celebrado y todo era posible. Y nuestro sentimiento de orgullo por ser español se sentía herido cuando el Financial Times y The Economist insistían en su cautela y se obstinaban en incluirnos, injustamente, en el grupo de los países llamados PIGS. Y es que la imagen divulgada por los medios de comunicación de una España en saldo y al borde de la quiebra no hacen sino aumentar la incertidumbre de los mercados financieros, tan sensibles ellos a la especulación y al hearsay con el comprensible recelo hacia nuestro país por parte de nuestros socios comunitarios, deseosos de marcar las distancias y evitar un posible contagio de los cerdos en sus mercados supuestamente mas sanos.

La ilusión de haber dejado de ser los parias de Europa tras unas décadas de bonanza y crecimiento parece haber llegado a su fin. Recuerdo oir a un primo de mi abuela, refugiado republicano en Francia tras la Guerra Civil y que por los caprichosos azares de la vida y la mala suerte acabo prisionero en el campo de concentración nazi de Matthausen, que contaba como los españoles eran tratados aun peor que los judíos y los homosexuales, que como todo el mundo sabe, ocupaban el escalón mas bajo entre los Untermenschen o seres infrahumanos. En el campo, eramos conocidos como die Schweine des Kommandanten, o sea, los cerdos del comandante, como cuenta Pons Prades, uno de sus compañeros de fatigas en aquel lugar, en su libro homónimo.

Setenta años mas tarde volvemos a ser los cerdos de nuestros vecinos ricos, aunque ahora sea en forma de disimulado acrónimo.